Los traslados de
residencia a una nueva ciudad son uno de los acontecimientos vitales más
estresantes para una familia y pueden resultar difíciles para niños
y adolescentes especialmente si el traslado viene acompañado de otros cambios en la vida de los niños
como un cambio de colegio, divorcio de los padres, etc.
Los traslados suelen interrumpir las
relaciones de amistad. Al iniciar la escolarización en un nuevo centro escolar
el niño puede sentir que el resto de compañeros tiene ya su grupo de amigos.
Además, ha de acostumbrarse a la nueva rutina escolar, con diferentes horarios
y posiblemente diferente ritmo escolar. En algunas asignaturas puede estar por
encima de la media de la clase, pero en otras asignaturas puede que su
rendimiento sea menor, lo que puede generar sentimientos de ansiedad y estrés
en los niños.
No obstante, con
un cuidado adecuado de los padres y una atención especializada si fuera
necesario, el traslado no sólo ha de ser considerado como algo
necesariamente negativo sino que, por el contrario, puede ser una fuente de
crecimiento personal para muchos niños que pueden ganar auto confianza y mejorar
sus habilidades sociales.
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